sábado, 12 de febrero de 2011

Cuca, the love of my life

Hace dos días que intento enfrentar la noticia que me ha dejado el corazón roto. Hace dos días que no puedo ser yo del todo. Hace dos días que mi perrita ha muerto. Y no, no hay consuelo.

No pido que nadie entienda lo que siento por dentro, porque sólo es concebible desde aquí dentro.
Cuca, es y siempre será la perra más bonita, dulce, cariñosa, lista, y entrañable del universo entero. Mi perrita. Mi ovella desde que era una niña. Y ahora se ha ido, justo y cuando yo estaba a kilómetros de su lado. Cuanta impotencia siento por dentro, cuantas ganas de volver a abrazar ese cuerpecito, cuantas ganas de darle un beso en sus lanas, cuantas ganas de sacarla a pasear con su collar de cascabeles y su correita marrón, cuantas ganas de llenarle su platito de agua, cuantas ganas de cogerla, cuantas ganas de sentarla encima de mis piernas mientras bajo la ventanilla del coche para que asome su cabecita y le de el aire. Cuantas ganas de CUCA.

Yo sé que estas cosas pasan, que es el ciclo de la vida, que todos acabaremos igual, pero siendo honestos, yo no estoy preparada para perderla. Ahora me asaltan mil recuerdos y me estoy estrujando el alma de tanto llorar, porque estoy en Belfast y me gustaría ir corriendo a España y estar cerca de los lugares que nos han visto crecer juntas, al lado del lugar donde ahora descansa su cuerpecito, acercarme a ella. Pero ahora Cuca está donde están todas las personas buenas y honestas, donde están los grandes de verdad. Ahí está mi Cuca, con toda la paz que se merece. Aún así, no puedo evitar pensar en todo lo que me hubiera gustado darle un beso antes de irse, joder.

16 años juntas, para mí los más felices de mi vida. Gracias por siempre estar ahí incondicionalmente, gracias por demostrar tu amor y habernos hecho tanta compañía, gracias por ser la reina de la casa, la pequeñita, la monada que enamoraba a todo el mundo, gracias por habernos protegido tanto, gracias por haber tenido tanta paciencia cuando jugábamos contigo de pequeñas, gracias por haber tendio tantísima personalidad y haber sido tan astuta, gracias al destino por hacer que estuvieras a nuestro lado, gracias por habernos llenado tanto. Gracias por todo mi niña, eres la mejor. Siempre e infinito te voy a querer.

Tu ya sabes todo... Mi homenaje sólo acaba de empezar.


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